El juego fue donde empecé a aprender mis superpoderes
Tengo que dar las gracias al juego (y a mis padres) por haber marcado el rumbo de mi éxito académico y mi vida profesional como cofundadora y codirectora ejecutiva de LOOP.
Echando la vista atrás, los videojuegos educativos de los años 90 me enseñaron que aprender en un entorno virtual era divertido. Despertaron en mí la alegría por adquirir nuevos conocimientos y dominar la resolución de problemas. Los videojuegos fueron el punto de partida de todas las demás cosas que he aprendido en mi carrera.
Aprendí a planificar ciudades con SimCity, y más tarde estudié con una de las artífices del juego en el MIT. Ella me enseñó a calcular la lógica del juego, que se basa en los principios reales del crecimiento económico de las ciudades. Por ejemplo, la sobredensificación en el juego provocaba más desastres y enfermedades. La red eléctrica fallaba de forma más desastrosa cuando las ciudades eran grandes y difusas y la red no tenía duplicidad. Y cuando se produce un tornado, las consecuencias -gastos elevados en reconstrucción de viviendas y estancamiento del crecimiento- se construyeron a partir de modelos de simulación de catástrofes reales.
Aprendí ingeniería con Incredible Machine, un juego increíble que retaba a los niños a encadenar objetos comunes para conseguir un objetivo, como meter una pelota en un cubo. Aprendí física, mecánica y resolución creativa de problemas probando una y otra vez cómo la gravedad, una bola de bolos virtual y un sistema de poleas podían mover una pelota de baloncesto por la pantalla.
Aprendí geografía con "¿Dónde está Carmen Sandiego? Mi placer culpable es el trivial sobre capitales extranjeras y cadenas montañosas. Este juego convertía el aprendizaje de la geografía en espionaje internacional. Nunca encontré a Carmen.
Apoyarme en las cosas que me gustaban de los juegos me mostró el camino. Y siguiendo estas pasiones, he construido una carrera y una vida tan divertidas como los juegos.